Principios básicos de nutrición espartana

1. Fuera procesados

Antes de comenzar a leer debemos estar dispuestos a poner en duda varios de los dogmas referidos a nutrición y salud que no por repetidos mil veces dejan de ser falsos.

La gran paradoja de las sociedades desarrolladas es que a pesar de la abundancia de comida estamos sobrealimentados pero malnutridos. Los principales culpables de esto son los procesados. La primera pregunta que puede surgir es ¿qué son los procesados? Pues básicamente la “comida” que sufre algún tipo de proceso antes de llegar a nuestras manos, normalmente contenida en una caja o bote con llamativos colores, logos y eslóganes (galletas, pizzas, precocinados, salchichas, refrescos y zumos, cereales de desayuno, embutido de baja calidad, cola-cao, boca-bits, dulces, bollería…). Esto sería la comida ultraprocesada (entre ella el inefable azúcar, ingrediente estrella de los procesados [en sus múltiples formas: dextrosa, jarabe de glucosa, de maíz…], que aunque algunos lo defiendan aún como “natural” debe sufrir 10 procesos distintos [8 sólo para refinarse] para pasar de remolacha o caña al polvo blanco que encontramos en el súper).

No es sólo que los procesados no contengan apenas nutrientes y, en cambio, sí aporten multitud de calorías, es que ni siquiera nuestro cuerpo los reconoce como alimento (al ser sustancias que en nada se parecen a lo que nuestro aparato digestivo se adaptó a metabolizar a lo largo de milenios).  Leer más…

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Ejemplo de semana espartana

Hasta ahora hemos dado pinceladas teóricas de lo que podrían ser algunos ingredientes a añadir a nuestro estilo de vida para sentirnos mejor, más vigorosos, flexibles, jóvenes. Pero, parafraseando a un conocido powerlifter español, bien están las teorías y los estudios pero al final hay que levantar la barra… es decir, la teoría sólo es útil en la medida en que es aplicable en la vida real.

Por eso os dejamos aquí el ejemplo de lo que ha sido nuestra última semana real de entrenamiento/nutrición, algo factible, realizado por una persona entrenada que ronda los 40 años pero que no es un atleta de élite, es decir, algo que cualquiera con un periodo de adaptación previo, constancia, ilusión y fuerza de voluntad puede realizar en la medida de sus posibilidades (según edad, sexo, estado de forma, predisposición genética…).

Ya apuntamos que para tener un cuerpo bonito y funcional era preferible no especializarse en exceso en un único aspecto del fitness sino en todos a la vez para conseguir un fitness global. Un programa que atienda a esta premisa debe incluir fuerza, intervalos de alta intensidad, entrenamiento cardiovascular, flexibilidad, potencia, equilibrio y coordinación. Hay múltiples formas de aplicar esto, ésta es, por tanto, sólo una posibilidad entre cientos. Leer más…